Marti y la noche.

1º de abril de 1895

Hijo:

Esta noche salgo para Cuba: salgo sin ti, cuando debieras estar a mi lado. Al salir, pienso en ti. Si desaparezco en el camino, recibirás con esta carta la leontina que usó en vida tu padre. Adiós. Sé justo.
Tu
JOSÉ MARTÍ

Y llegó Martí a Cuba, y se reencontró con sus olores, con sus visiones, con sus sonidos, y fue la noche su callada compañera, testigo aquiescente de la inquietud de su pluma –reflejo de sus pasiones revueltas- que aprovechaba cada minuto robado al sueño necesario para recoger en un cuadernillo todo cuando salía a su encuentro.
Hoy les invito a asomarnos a este reencuentro de Marti con la noche, del hombre con su esencia, cuando apenas lo separaba un mes de su destino.


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